Iron4Life, bien vale este esfuerzo, y si algo me enseño el Libro fue a «sacar fuera»: Y es que le podría echar la culpa al propio COVID, a la crisis de los 50, a algún problemilla familiar, a que los hijos se hacen mayores, y los problemas crecen… a que mi #Atleti está de mal en peor… pero sin excusas, ni victimismos, si hay que reconocer que no estoy …y gracias al cielo que uno cuenta con amigos que valen un tesoro (*nota añadida a posteriori de escribir la pasada semana el post).
NO, NO paso por un buen momento en lo deportivo.. SI en lo personal, en lo laboral con cada vez más reconocimiento en la labor que realizo, distinguiendo aquello que tanto me costó deslindar: lo que SOY de lo que HAGO… pero no estoy siendo feliz, en algo que emocionalmente me ha reportado tanto, en lo que he descubierto en EL DEPORTE desde el inicio de este Blog. Siempre hay que tener una pata coja, para que todo sea imperfecto… ¿Qué seria la vida sino?
Había intentado, retomar de nuevo el Blog, esas 3-4 semanas que llevo de preparación de Lanzarote, buscando ese #compromisosocial, del que hablo en Iron4Life, animado por las 3-4 personas que me dijeron querían ver entrenos de un Ironman y redactar un post semanal…. pero no, no es suficiente esta vez. No es que esté siendo ejemplo esta vez, sino que muy al contrario estoy siendo el peor de los ejemplos…
Y hoy hago un ejercicio de vulnerabilidad, de esos que también pregono en la parte final del libro, y aunque ya me encargué, (porque lo notan) de decirlo a los más íntimos, ahora lo reafirmo en RRSS para ver si el 2022, lejos ya de pandemias y de mil excusas… me da el empujo definitivo que me hace falta para volver a ser aquél Rafuky…
No se cual es la causa la verdad, quizás se deba a un estado del que el otro día oí nombrar, como cansancio cognitivo, incluso de todo este rollo de los IG, las history, y hartazgo de redes sociales, de las que habéis comprobado ando cada vez más desconectado y que así lo percibo también en gente de mi entorno… puede ser… Quizás lo del compromiso social ya no funciona como llave mágica que lo hacia antes… Quizás el propio encerramiento estos meses… (¿veis? otra vez intentando derivar la culpa a la “pobre” pandemia…)
Pero, además estoy notando, como que todo este cansancio ficiticio además se esta convirtiendo en resentimiento, malestar.. y en muchas, muchas ansiedades….
Y es que CUANDO cualquier excusa vale, para saltar un entreno, cuando comerte una palmera, es lo mismo que un kg de jamón, por ibérico que sea, cuando todo en lo relativo a la comida, es un no pasa nada; cuando una ligera molestia se constituye en una lesión, cuando cuatro gotas es causa suficiente para hacerte optar por #Zwift, o para usar una cinta, que no pensabas amortizar en la vida… o cuando una pandemia, la intentas hacer justificación de cualquier debacle personal.. Cuando todo eso ocurre junto es que empiezas a perder el interés por algo…
Os he de confesar, que he llegado a pesar, incluso, que es una etapa de la vida más que ha pasado, pero no me resigno a que unos hábitos que me han hecho tan feliz no me acompañen el resto de mis días para seguir haciéndolo.
En otras ocasiones, y por no seguir ejerciendo mi deporte favorito que dejo de ser el Triatlon y que ahora es el de buscar culpables, también me ha dado por pensar y justificar todo esto que me está pasando, con la vida personal de uno: el paso del tiempo (que no la edad, ojo), las ansiedades que de por sí da la propia vida, el cambio de prioridades, los niños crecen, los problemas también, nos hacen tener la cabeza en otros sitos…
Lo cierto, es que así revierte todo cuando la cabeza no está bien colocada… y por eso, lo único que tengo claro, es que estos días, voy a ver en bucle el video de Bruce Springsteen que acompaño a estas lineas para no rendirme, Y me voy a enrolar de nuevo en mi libro que diría el difunto Francisco Umbral, porque a veces una simple lectura puede bastar para recuperar lo perdido… y no es que os aconseje es que ME aconsejo y me regalo estas Navidades, su relectura para rememorar la ilusión perdida, volver a empaparme de la pasión que pretendí dar al libro, como forma de reenganche, incluso para quien lo escribe, hacer una relectura, de que se pueden DE NUEVO, incorporar antiguas disciplinas
Si te animas a leerlo, y con suerte te lo regalas/regalan estos RRMM, quizás viendo al «supermineralizado deportista», (con el carnet de Ironman dos años sin renovar ya 😉 ) como alguien normal, que también tiene altibajos y que ese que se proponía como ejemplo no es ahora ejemplo de nada, también, veas que se pueden revertir y reconducir cosas y actitudes.
Aun estamos a tiempo ¿y tu? ¿Te animas? O vas a pasar a la vejez, no habiendo dado la oportunidad siquiera de intentar un cambio de incorporar, de no dejar hábitos que tanto ha costado adquirir. Qui
Sea como fuere, os deseo un Feliz año 2022, cargado de bendiciones, de buenas y sanas costumbres, y la mejor de las suertes en este nuevo año que recién comienza.
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